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Una rana en una cazuela con agua a medio hervir y un bambú en desarrollo son las figuras que los autores utilizan para ilustrar algunos de los cambios culturales que se fueron dando en los últimos tiempos. 

El bambú es una especie con extrañas propiedades: la semilla, durante años, parece no brotar, pero, cuando comienza a hacerlo, en pocos meses alcanza una gran altura. Mientras, en apariencia, nada ocurría iba desarrollando profundas raíces. Con la fuerza del bambú, la perspectiva de género penetró en nuestro país y modificó la vida cotidiana de las personas, influyendo en sus actitudes, creencias y convicciones.

Así como le sucedió a la rana, el cambio intencionado pasó inadvertido para la gente común. Las conciencias de las mayorías, sutilmente endulzadas con emotividad, no acertaron a percatarse de que esos pequeños cambios graduales, escondían el totalitarismo.

En este proceso de cambio cultural, ocupa un lugar destacado la promulgación de la ley que obliga a impartir Educación Sexual en las escuelas argentinas.

Han pasado más de 16 años. Un tiempo prudencial como para evaluar lo transcurrido y sacar algunas conclusiones.